Friday, December 19, 2008

Cómo enfrentarse a las desgracias cotidianas

Cuando se corta la leche o por descuido tiendo la ropa un día de lluvia, tengo, perdonenme si resulta excesivo, ganas de llorar durante al menos medio minuto. Una lágrima y después otra lágrima más y así hasta que mis ojos vuelven a estar radiantes como soles o como calefactores eléctricos (comparación mucho más moderna).

Pero existe una manera de vencer este miedo a la vida cotidiana, estos dramas mínimos que se presentan en los momentos más inesperados. Es fácil, sólo tienes que coger el teléfono y llamar a tu amigo científico -si es físico teórico mejor- y preguntarle por los últimos avances del conocimiento.

Ayer me comentaba qué son los bosones y los fermiones lo que, pese a no comprender en absoluto, me tranquilizó muchísimo.

3 comments:

. said...

Qué genial es lo cotidiano. De ello extraemos en un momento el empuje, que pone de nuevo en marcha nuestro engranaje.

Te animo a que pongas en marcha tu motor, el diario, que el suena dentro de ti y funciona como despertador cada mañana.

Un beso

Anonymous said...

a quién no le gustaría vivir en un estuche de esos?

Anonymous said...

me estaba refiriendo al post del ojo en la manO... abrí las dos ventanas a la vez.