Se había enamorado de su amante resfriado, cuando el resfriado hacía que su voz fuera un poco más ronca de lo habitual y más sexy.
Con el único fin de amarle cada vez con mayor intensidad, trataba de exponerle a las corrientes de aire frío, le sentaba en las terrazas de las cafeterías un mes antes de que hubiera llegado el buen tiempo o abría todas las ventanas de la casa a media noche.
Su amante estornudaba con la virilidad de los torbellinos, tosía con el ímpetu de los terremotos y moqueaba como si fuera un volcán.
El amor parecía entonces una catástrofe física que podía medirse con el termómetro.
1 comment:
Leyendo a Christa Wolf me he acordado de tí y la porcelana:
Fue aquel verano memorable... Nosotros sabíamos que queríamos estar juntos. A veces nos preguntábamos cómo nos lo describiríamos a nosotros mismos y a los otros. Pero en realidad no creíamos que nuestro tiempo estuviera limitado. Ahora que todo ha terminado, también esta pregunta tiene su respuesta. Ahora que Luisa se ha ido, que Bella nos ha abandonado para siempre, que Steffi ha muerto, que las casas están destruidas, ahora vuelve a reinar en la vida el recuerdo.
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