Friday, November 25, 2011

SEBASTIÁN

San Sebastián. Guido Reni (1575-1642).


Para Chema




Los soldados tensaron las cuerdas de sus armas
del mismo modo en que una orquesta afina sus violines
antes del concierto.

¡Que lo desnuden!
¡Atadlo a un árbol!
Que primero lo azoten con la fusta.
Y espero que le duelan sus heridas
tanto como me duele su belleza.

Y el viento abrió con furia
la piel del bosque,
erizó la corteza de los pinos,
congeló la savia de los helechos,
y derritió el corazón de la centuria.
Por un momento la piel del mártir
parecía hielo.

Apuntan temblorosos al cuerpo maniatado.
Lo miran con ternura y sin embargo disparan.
Y disparan al tronco,
después de largos años de duro entrenamiento.
Hay flechas que traicionan su objetivo
y alcanzan un costado,
el dorso de los muslos o la oquedad de las axilas.

¿Dónde aprendisteis a tirar con arco?
¿Qué hacéis? ¿Estáis llorando?
¿Por qué derraman lágrimas mis arqueros?
¿Es la primera vez que a la muerte llamáis
con vuestras armas?
No sois guerreros, sois un concierto de plañideras.
Dejadlo libre.
Que se lo lleven y curen sus heridas,
y que luego se pase por mi tienda,
allí lo esperaré, para darle su merecido.

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